Muchas personas comienzan el proceso de bronceado en el mes de octubre, cuando los fríos van desapareciendo y el calor empieza a dar sus primeras señales.
Tanto para quienes quieren comenzar a tomar sol como para quienes ya lo hicieron, la ingesta de alimentos ricos en carotenos es el mejor truco para elevar los niveles de este pigmento en el organismo, y asegurarse un bronceado más seguro y duradero sin necesidad de tantas horas de exposición a los rayos solares. Los alimentos que contienen betacaroteno son importantes durante el proceso de bronceado, ya que cumplen varias funciones:
-Poseen propiedades protectoras ante las radiaciones solares.
-Son antioxidantes, razón por la cual neutralizan los radicales libres causados por el sol.
-Potencian los efectos de los protectores solares y ayudan a evitar las quemaduras.
A pesar de sus virtudes hay que tener precaución y no consumirlos de manera indiscriminada, ya que una dosis mayor que la sugerida puede darle a la piel, especialmente a las blancas, un tono anaranjado muy poco agradable.
Como regla general hay que tener en cuenta que los alimentos de colores amarillentos, rojizos o anaranjados tienen alta concentración de betacaroteno. Los que contienen mayores cantidades son el damasco, la zanahoria, el mango, la remolacha, la calabaza, la naranja, la mandarina, el durazno y el melón. También aportan betacaroteno el pimiento y las verduras de hojas verdes como la lechuga, la espinaca, el perejil, el repollo y la acelga. El tomate, el maíz, el brócoli, la yema de huevo y el kiwi contienen también alfacaroteno, una sustancia que además de colaborar con el bronceado protege de los rayos solares nocivos.
En el mercado se ofrecen cápsulas de betacaroteno que, consumidas con regularidad, prometen otorgarle a la piel un color caribeño. Estos suplementos deben ser suministrados con mucha cautela, ya que a las pieles claras les producen un tono rojizo que se acentúa en las manos, la cara y los pies.
Dieta bronceadora semanal
Diariamente beber un buen vaso de agua natural en ayunas.
Lunes
Desayuno: Jugo de naranjas y una taza de té o leche.
Entrada: Ensalada de berros, zanahoria y huevos duros.
Primer plato: Carne a la plancha.
Postre: Duraznos o melón.
Martes
Desayuno: Yogurt con cereales al que se le añadirá una cucharadita de miel.
Entrada: Arroz con pimientos y tomate.
Primer plato: Bife de carne con puré de zanahorias o tortilla de calabazas.
Postre: Helado de frutas o kiwis.
Miércoles
Desayuno: Jugo de kiwis y una taza de té o leche.
Entrada: Budín de zanahoria y espinaca.
Primer plato: Pescado a la plancha con ensalada de lechuga.
Postre: Una naranja o un kiwi.
Jueves
Desayuno: Jugo de zanahorias y una taza de té con leche.
Entrada: Ensalada mixta.
Primer plato: Fideos con salsa de tomates.
Postre: Yogur con frutas o queso con dulce de membrillo.
Viernes
Desayuno: Yugurt al que se le colocará una cucharadita de germen de trigo.
Entrada: Ensalada de zanahoria rallada.
Primer plato: Pollo a la plancha con pimientos rojos asados y papas y zanahorias gratinadas.
Postre: Ensalada de frutas.
Sábado
Desayuno: Jugo de naranjas y kiwis.
Entrada: Arroz con zanahorias y trocitos de tomate crudo.
Primer plato: Pollo con pimientos cocidos.
Postre: Frutillas o cerezas solas o con crema.
Domingo
Desayuno: Jugo de zanahorias y una taza de té.
Entrada: Ensalada mixta con papas, zanahorias, pimientos y tomate.
Primer plato: Pescado al horno o frito con aceite de oliva. Otra opción es budin de espinaca o acelga.
Postre: Naranjas o manzanas.
Fuente: Ivana Oliveros, nutricionista
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